En enero de 2017, Estados Unidos se retiró del Acuerdo Transpacífico, marcando el fin de la Globalización y el inicio de la era de los Proyectos Nacionales. Así daban comienzo a la reindustrialización norteamericana de la mano de la «Competitividad Nacional», bajo dos consignas: energía a bajo costo para la industria y una «logística al servicio del desarrollo».
Los autores sostienen que con un nuevo «Pacto de Yalta» en ciernes, nacerían tres ejes geopolíticos: un Bloque Americano, que tendría en América del Sur a la unidad entre Brasil y Argentina como «leit motive», un Eje Europeo Central y el Eje Oriental. Considerando en el caso del transporte naviero, la creación de una Bandera Regional del Mercosur como alternativa superadora: «argentinos y brasileros tienen esa responsabilidad», aclaran.
Asimismo, ven en el Río Uruguay la oportunidad de resignificar aquella estrategia de transporte pensada en 1987 y transformarlo en una «Hidrovía al Servicio del desarrollo Productivo de la Región», a través del manejo cooperativo de las cargas fluviales, la exportación de manufacturas, la creación de Nodos Turísticos Fluviales Binacionales, la asociatividad de los puertos entrerrianos con Ibicuy como plataforma transoceánica y la Integración Regional por Infraestructuras, entre otras. También plantean el cambio N-S del Eje Geopolítico de Entre Ríos y la creación de la «Región Mesopotamia Argentina» con Corrientes y Misiones, asociados a la ROU y al Paraguay.
Sostienen que el Desarrollo Económico se debe llevar adelante con igual interés e intensidad que el Desarrollo Social, por ello, proponen la celebración de una Concertación Sociolaboral Fluvial Regional» mediante la compatibilización de las legislaciones laborales fluviales de los cinco países signantes del Tratado de la Hidrovía Paraná Paraguay.
