La trágica muerte de una adolescente en las aguas del Plata, con apenas 17 años cumplidos, conmovió al Buenos Aires de 1827, generando diversos relatos –algunos legendarios –cuentos y tradiciones, (que todavía hoy flotan como fantasmas entre los viejos habitantes de la Boca y Barracas), y hasta una obra de teatro, la novia de arena, de Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi, estrenada en el teatro Odeón en 1945.
Se trataba de Eliza, la hija mayor de Guillermo Brown, jefe de la Escuadra, veterano de la guerra de la Independencia, que con terquedad y superado en una relación de fuerzas de uno a tres en una guerra interminable, defendía la ciudad, cabeza enclenque de un país disgregado, y aun se atrevía a desafiar al Imperio del Brasil atacándolo en sus propias bases y en sus aguas, burlando un bloqueo cerrado y persistente.
Aunque no solo se debía a la circunstancia de una joven vida truncada lo que sensibilizaba al sentir popular de entonces; otra muerte, llorada en todos los periódicos de aquella aldea elemental, la había antecedido algunos meses atrás en el combate naval de Monte Santiago otorgando, quizás, significado a aquella.
¿Por qué murió Eliza Brown? Haciendo uso de lo que Juan José Saer denomina antropología especulativa, cuando propone un entorno distintivo para la ficción, el autor plantea una hipótesis.
Pero esta leyenda de amor en tiempos de guerra nos permite ir más allá y comprender mejor la gestación de algunas glorias marinas, la vida a bordo y las penurias y esfuerzos de las tripulaciones, sometidas a las duras pruebas del combate, dentro de un marco de rigurosa reconstrucción histórica.
La leyenda conduce así al conocimiento de hechos trascendentes que no podemos ignorar, como la saga Juncal, una de las campañas navales más complejas de nuestra historia, que congregara a cerca de cuarenta buques en el teatro de operaciones y la más grande victoria naval obtenida por el esfuerzo colectivo de un gobierno, sus sistemas de inteligencia y los hombres de mar.
Susurros de banshee nos lleva por caminos de una época que agoniza y prepara el advenimiento de un sombrío periodo de división nacional; y además de enseñarnos aspectos desconocidos de nuestra historia en las aguas, nos induce a una reflexión sobre la difícil cuestión de los sacrificios personales para el logro de las metas colectivas de un pueblo propenso a no reconocerlos.