El presente libro en modo alguno roza la intención de constituir, aunque mas no sea parcialmente, una suerte de apología de la guerra. Pretende si, llamar la atención sobre una realidad con la que lamentablemente nos vemos obligados a convivir. El hombre se ilusiona imaginando un futuro exento de guerras, no obstante, nada nos hace pensar que sea alcanzable.
El mundo ha sido siempre un lugar riesgoso donde vivir, pareciera que lo seguirá siendo. quizá, con mayor probabilidad de ocurrencia de conflictos armados, no ya de índole global, sino regionales de objetos limitados.
La tripulación de esta nave espacial, denominada planeta Tierra, se incrementa de manera constante y los recursos son finitos, las fuentes de agua dulce, lo son al menos en diversas regiones. Las ambiciones que generan y mueven el capital y el desarrollo, no constituyen bálsamo alguno.
El hombre, junto con la hormiga recolectora, son las únicas especies vivientes que libran guerras dentro de su misma especie, aunque a esta última solo la mueve la necesidad de supervivencia ante la escasez de alimentos.
Desde el término de la Segunda Guerra Mundial hacer la guerra está prohibido, pero las guerras siguen ocurriendo, y lo que es peor, el camino a recorrer entre la paz y guerra es, muy breve, alarmantemente breve y confuso.
